En el artículo anterior hablábamos de los miedos, de poder atravesarlos y, como, cuando se atraviesan son una cortina de humo, no hay nada, es una idea, una proyección mental, una imagen relacionada con recuerdos muy antiguos que se despiertan con la misma fuerza como si fuera ayer.
Naturalmente nos preguntamos, ¿Cuáles son los antídotos? ¿De qué manera puedo ayudarme a atravesar estos miedos? ¿Esta cortina de humo?
Hay tres pilares sobre los que nos tambaleamos a menudo y que son la base para una buena autorregulación emocional, la confianza, el compromiso y la autoestima.
Es muy difícil que pueda existir un compromiso con nuestros objetivos personales, nuestras relaciones, nuestro crecimiento cotidiano… si no hay confianza y autoestima.
Estas dos palabras, confianza y autoestima, van de la mano, encierran todo el recorrido que hacemos desde que nacemos hasta nuestros días.
La CONFIANZA es necesaria en tres partes fundamentales de nuestra vida:
– En la EXISTENCIA
– En el OTRO
– En mi SER
He elegido este orden porque, cuando nacemos, durante los primeros meses la primera confianza que necesitamos crear es la de nuestro derecho a existir, y ahí dependemos completamente de nuestro entorno y de la forma en que son satisfechas nuestras necesidades, “Yo existo y tengo derecho a existir”.
En segundo lugar, nuestra confianza en el otro, y es que a través de la confianza en el otro se irá forjando mi propia confianza. Cuando tenemos un año de edad, nuestros seres más cercanos, su trato y su forma de relacionarse con el mundo, nos devolverá la sensación de si el mundo es confiable y de si nosotros somos valiosos para ese mundo.
Por último, llegamos a la confianza en nuestro propio ser, como seres autónomos, generadores a su vez de nuevas relaciones y con nuestra propia manera de concebir el mundo.
Con todo lo aprendido, ¿podemos preguntarnos qué nos queda de autonomía para decidir?
¡Pues sí! ¡Tenemos libertad para decidir!
Es cierto que limitada, todo hay que decirlo, porque la herencia pesa, pero si hay puertas que abrir para poder elegir otros patrones de conducta, otra forma de reaccionar, otra manera de encarar la vida con una mayor confianza, compromiso y autoestima.
¿Cómo desarrollarlo?
Te propongo cinco maneras de desarrollar estas tres cualidades:
- Uno de los primeros pasos es el darse cuenta, a veces no hay que hacer nada, solo el pararnos y darnos cuenta de ver que nos está pasando produce un pequeño cambio en nuestra actitud.
- Un segundo paso es poner la atención en aquello que nos hace bien, aquí entra la voluntad y la decisión, crear un hábito con aquello que refuerza nuestro bienestar y como consecuencia nuestra autoestima.
- Ponernos en la ACCIÓN, este es un paso fundamental, la queja, la negación, la autocrítica… no son una mina para bajarnos las defensas y la confianza. A medida que avanzamos hacia lo que nos produce salud y disfrute nuestra rigidez se ablanda y la mirada se hace más amplia.
- La presencia en aquello que hacemos nos da el compromiso que necesitamos, ejercitar la presencia en lo pequeño es ejercitar la entrega y el estar con lo que nos pasa. Nos fortalece y aumenta la confianza en nuestra persona.
- Dar espacio al amor en sus múltiples manifestaciones, desde una puesta de sol, hasta acompañar a alguien, una caricia para ti misma o para el otro, respirar a solas o acompañado, un olor, cerrar los ojos…encuentra tus propias formas.
¡No te CASTIGUES porque no SALIÓ!
¡Es importante ser compasivos con nosotros mismos, cuando lleguen esos pensamientos torturadores diles bajito “ya basta” y pon tu atención en otro sitio! ¡Ponle un nombre! ¡Ya estás aquí Mariano dando la tabarra!
CONFIANZA, AUTOESTIMA y COMPROMISO
Este camino de crecer es duro, tiene sus recompensas y sus tropiezos, recógete en las caídas, háztelas lo más suaves posibles, sin desesperar, no hay garantía de felicidad ya lo sabes, comencemos a recibir lo que venga con la mayor confianza, autoestima y compromiso que podamos.
